lunes, 21 de diciembre de 2009

Judy G.

Hay canciones y mujeres que te hipnotizan, que te agarran de la mano y las pelotas para llevarte a su terreno y entonces estás perdido, feliz y perdido y con ganas de estirar el momento hasta que nada quede en pie, hasta que todo parezca un chiste o una despedida lacrimógena. Tal vez las dos cosas. Bienvenido a la enfermedad. El infierno baila en tu mente con movimientos lentos y está hecho de susurros y frases ambiguas, de cortinas decadentes y vasos siempre a medias. Entonces sólo puedes escribir cosas del tipo: “Estas mujeres que nos parecen diferentes a las demás suelen ser las más peligrosas, las que nos cambian la vida y casi nunca para bien”. Casi nunca es para bien todo lo bueno.

Quién no amó a Judy G. alguna noche.

Javier Cánaves


blackinvoice



5 comentarios:

  1. Me quito el sombrero, señorita Lamento.
    Sensual la entrada, sí señor.

    (Entre tod@s haceis que haya noches que me suba por las paredes)

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  2. Bello (y admirado) en las tinieblasdiciembre 21, 2009

    Preciosa entrada, señorita.

    Qué gran verdad lo que dice ese señor sobre las mujeres peligrosas.

    A usted no me la imagino yo agarrándome de la mano, pero sí de las pelotas. Pero bienvenido lo bueno aunque no sea para bien.

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  3. Si, si y luegon dicen que no son malas.

    Lolita lamento Tremenda!!!!!!

    Besssssssss

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  4. Ese efecto me suena mucho. Ayyy... ya salió mi lado diva, jajjaja

    UN besazo taconazo!!

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Quien no lamenta no mama