Termino de leer Alabama song, de Gilles Leroy, con una sensación agridulce que no me pilla por sorpresa. Desde Hermosos y malditos imaginé durante años el halo brillante y decadente que rodeaba a F. Scott Fitzgerald y a Zelda Sayre, en noches de jazz y ginebra. Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia, dijo el autor de El Gran Gatsby. Nunca supe si Zelda estuvo a su sombra, o si lo fué. No he despejado tantas dudas. La envídia me sobrevino cuando entendí que ellos retroalimentaron su propio fracaso. Hermoso y maldito amor.
# PARANOICA FIERITA XI #
Hace 2 semanas
Muy, muy maldito.
ResponderEliminarA mi me dan pena esos amores echados a perder...
(AY, maravillosa Gardot)
besos!
Soy nuevo aquí, pero me gusta tu estílo y me has picado en la curiosidad.
ResponderEliminarMañana voy a la librería!
cada uno construye su propia ruina, incluso sus própios éxitos.
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