martes, 27 de octubre de 2009

hay que organizarse



¿Qué hay detrás de la muerte?
Detrás de la muerte hay una sucesión de calles, las calles por las que transcurrió tu vida. Detrás de la muerte hay una ciudad compuesta por calles que en realidad pertenecen a muchas ciudades distintas, con las que tú has construido tu propia ciudad, una ciudad de la que eres el único habitante, una ciudad diseñada por tu memoria.
Detrás de la muerte viene un largo paseo por esas calles.
Bajas, por ejemplo, por la calle Aribau de Barcelona, pero resulta que a la altura del Charlot Café, donde tantas tardes te has detenido a tomar un café, la calle Aribau se estrecha, los plátanos se adelgazan y se convierten en naranjas con flores de azahar en las copas, y el asfalto por el que circulaba una muchedumbre de coches se vuelve un puzzle de adoquines, y la luz oscura de esa calle se vuelve más violenta, porque los edificios han empequeñecido de repente, y resulta que ya no estás en la calle Aribau, sino que de alguna manera ésta se conecta con la calle Mateos Gago de Sevilla, y ya no bajas hacia la plaza de la Universitat sino hacia la catedral de Sevilla, porque no estabas en Barcelona antes ni estás ahora en Sevilla, sino en una ciudad hecha con las calles más importantes de tu vida, una ciudad hecha de memoria, en la que la calle Mateos Gago no va a dar a la catedral, sino a la avenida Corrientes, y ésta se comunica con la rúa Garret, que no tuerce a la izquierda en rúa do Carmo, sino en Monte Esquinza, porque no estabas en Lisboa antes y no estás en Madrid ahora, sino en una ciudad hecha de calles que pertenecen o pertenecieron a muchas ciudades distintas, y puedes coger un tranvía en Ámsterdam que te suba al Castelo de San Jorge, y al acercarte a una de las almenas del castillo puedes contemplar no la ciudad de Lisboa, sino esa ciudad en la que vivirás ya para siempre, allí abajo las muchachas se deslizan por el hielo en la pista del Rockefeller Center de Nueva York, y allí ves la plaza de España y el parque de María Luisa, o rodando por aquella ladera el barrio del Albaicín, o al fondo la bahía del Chowpatty con sus aguas enfermas y su fulgor naranja, que ya no están en Bombay.

Juan Bonilla, Cansados de estar muertos.
 


6 comentarios:

  1. Después de la muerte hay un mundo muy atractivo, por lo que veo. :)

    De todas formas no tengo prisa, cuantas más ciudades conozca y por más calles deambule en esta vida, más jugosa será la ciudad diseñada por mi memoria para la siguiente.

    Muá.

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  2. Lolita Lamentándolo muchooctubre 27, 2009

    ¿Cuánto tiempo le has dedicado al comentario, Buscador? :P

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  3. Me ha causado más estupor el título de Bonilla que el texto en si.

    UN besazo

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  4. Era la primera parte, Lolita, es que he tenido que cenar, pasar la aspiradora, planchar ropa y sacar el burro de paseo, antes de ponerme a la segunda parte.

    Verás, que lo de las calles de Bonilla está muy bien, pero faltan las personas que nos acompañaron por esas calles, el bar que tanto nos gustaba, la camarera que un día ligamos, y al salir con ella a la calle comprobamos que estamos en otra ciudad, y que ya no es la camarera quien nos acompaña, sino la vecina cañón con la que acabamos en el altar, y luego bla, bla, bla...

    Y ahora me voy, que tengo que limpiar el polvo del salón antes de acostarme. :P

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  5. Niño, esas cosas no se dicen. Acabar en el altar es un verbo feo, muy feo.

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  6. Bruni, cara mía, estoy contigo ;)

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Quien no lamenta no mama